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El arte de trabajar con las manos

03/10/2022

La cerámica es una de las artes más antiguas de la humanidad, pues data de la Edad de Piedra, sobre el 12.000 a.C. Desde entonces comemos en platos de arcilla y barro y bebemos de jarras del mismo material. Objetos que, con el paso de los siglos, se han ido refinando hasta convertirse, en manos de maestros ceramistas, en verdaderas obras de arte.

Olvidada durante décadas, la pasión por la cerámica resurge en Mallorca a través de una ola de nuevos creadores. A la cabeza de todos ellos se encuentra uno de los ceramistas más importantes de Europa, Joan Pere Català Roig, quien construyó con sus manos su propio horno japonés, llamado Anagama, uno de los ocho que hay en toda España. “Cuando creo mis piezas hay una carga emocional impresionante: técnica, familiar, y una proyección de ir hacia adelante, una intención creativa y un concepto”, confiesa.

Su hermano, Jaume Roig, creo su primera pieza a los 4 años, y a los 12 ya trabajaba en el taller de su madre, la artista Malena Roig. Hoy expone sus obras en galerías de arte y vende piezas en París y otras ciudades de Europa, reivindicando el placer de jugar como niños. “Cada uno tiene su fuerte y el mío son las manos. Me van solas. Con ellas creo historias, puedo aprender y jugar”, dice desde su pequeño taller en Ses Salines, al suroeste de la isla.

Balbina Fullana es una de las jóvenes ceramistas con más éxito en Mallorca. De hecho, sus piezas están a disposición de los clientes que visitan Rialto Living.

Cuando trabaja con el barro, Balbina asegura que el sonido constante del torno la sumerge en un estado de desconexión total. “Me focalizo en la pieza y me da igual lo que me haya pasado durante el día. Tocar tu trabajo con las manos es una sensación muy agradable, es muy diferente a estar todo el día frente al ordenador. Siento paz, tranquilidad y concentración”.

Para Roberto Paparcone, trabajar la cerámica es como hacer yoga. De hecho, lo primero que le enseñaron cuando tuvo su primera toma de contacto con el torno, fue a sentarse y a respirar. De la necesidad de trabajar con las manos han surgido sus creaciones, expuestas en las viejas cocheras de la calle Sant Feliu, muy cerca de Rialto Living. Piezas contemporáneas claramente influidas por su pasado como arquitecto, y por la naturaleza mediterránea.

Otros ceramistas mallorquines con proyección son Irene Forteza, quien aprendió de Jaume Roig y que moldea con sus manos piezas llenas de imperfecciones “para que cada obra sea única”; o Carolina y Antonio, creadores de Oveja de Plata, quienes aspiran a convertir “objetos simples en objetos bellos”.

Como bellas son las cerámicas creadas por Klas Kall, uno de los fundadores de Rialto Living, de inspiración mediterránea y que, por supuesto, pueden contemplarse y adquirirse en Rialto Living, la concept store de la elegancia relajada en Palma.

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